Entrenar a Un Perro Para Que Acuda Al Llamado

Entrenar a un perro para que acuda a nuestro llamado, es la taréa más básica que una persona responsable de un perro debe desarrollar, sobre todo si nuestro perro aún es un cachorro. Y además es parte del desarrollo de la obediencia canina.


Para entrenar a un perro cachorro comenzaremos con un ejercicio primordial:

Divida la comida de su perro en diez porciones iguales y alo largo del día, incítele a que acuda mostrándole la comida, llamándolo por su nombre y diciéndole "ven". No lo llame nunca para reñirle, porque él asociará su regreso con la experiencia desagradable de ser regañado.

El ejercicio mencionado es el más básico que usted puede practicar, es recomendable hacerlo solo de 2 a 4 días.

Tambien existen ejercicios que usted puede desarrollar tanto en el interior como en el exterior de su casa.

Adiestramiento del Cachorro en el interior de la Casa

Para entrenar al cachorro en el interior sigue estos pasos:

1. En una habitación tranquila póngase de pie a corta distancia del cachorro. Un lugar ideal es el recibidor. Con la comida visible en la mano, llame al perro por su nombre y cuando empiece a avanzar, déle la orden "ven" o la que usted quiera.
2. Cuando el cachorro acuda, felicitelo diciéndole "buen chico" con entusiasmo. Anime al perro a que se acerque doblando las rodillas y abriendo los brazos.
   
   
3. Cuando el cachorro se acerque, arrodillese para estar más a su nivel. Felicítelo otra vez, acaricielo y déle el premio de la comida.

Adiestramiento en el Exterior de la Casa

Sigue estos consejos para entrenar al cachorro en el exterior de tu casa:

1. Cuando el cachorro está bien adiestrado para acudir a las llamadas en casa, salga a un lugar con más distracciones. Llévelo atado con una cuerda larga o una correa extensible. Debe repetir esta acción por lo menos 5 veces.
2. No use la correa para arrastrar al cachorro, anímele a que vuelva a por su recompensa. Si se distrae, solo tiene que hacer un tironcito de la correa eso atraerá su atención. Desde lejos, un juguete como premio es más visible que una recompensa en comida.