El Akita fue criado como un perro de caza en Japón y con los años, ha ocupado un lugar de honor en los corazones de la gente japonesa. Cuando un niño nace, los padres le dan a menudo una pequeña estatua de un Akita como un símbolo de la felicidad, salud y la longevidad.
El Akita puede medir de 60cm a 70cm de altura y llegar a pesar entre 29kg y 52kg, las hembras pueden ser más pequeñas que los machos. La cabeza es ancha, con un hocico profundo, orejas erguidas y los ojos pequeños y oscuros. El pecho es profundo, y la cola es grande, y llevada sobre la espalda con una mueca. El pelaje es doble, con los pelos suaves y densos. La capa externa es recta y sobresale del cuerpo. Los colores pueden ser de blanco, o atigrado.
Durante la mayor parte del año, el Akita puede ser cepillado dos veces por semana. Durante la primavera y el otoño cuando el desprendimiento del pelo es más constante, por lo tanto el cepillado diario es necesario. Los Akitas no tienen el clásico olor a perro, lo cual beneficia al dueño del perro.
Los Akitas no son una raza demasiado activas. Para satisfacer las necesidades de este perro es suficiente un par de largos paseos cada día, o un trote rápido al lado de una bicicleta. Los cachorros pueden ser un poco torpes durante el juego, pero cuando llegan a ser adultos sortean este problema.
Estos perros Para crecer con confianza y bien adaptados, deben ser socializados con una variedad de personas desde una temprana edad. La capacitación también es importante, el Akita es un perro de gran alcance que podría aprovecharse de su propietario. La capacitación debe ser firme, pero justo y divertido.
Los Akitas puede ser un perro difícil para un dueño primerizo. No siempre son buenos con los niños y como cazadores, no son buenos con los animales pequeños. Los problemas de salud incluyen la displasia de cadera, codo y rodilla y problemas de la vista y el cáncer.
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